Entre los 12 meses y los 36 meses, tiene lugar la llamada alimentación de
transición. Es un periodo en el que el
niño incorpora de forma progresiva a su dieta los alimentos de la comida
familiar.
Una buena alimentación durante los primeros años de
vida es fundamental para un adecuado desarrollo físico, psíquico y social.
Además los hábitos alimentarios establecidos en la infancia, serán el modelo de
la dieta en la vida adulta.
A continuación os dejo una serie de pautas generales:
- Realizar
5-6 comidas/día.
- Es
mejor que coma poco pero variado
- Animar
a los niños a probar sabores y alimentos nuevos.
- Dejar
que coma solo si ya es capaz de hacerlo, sin meterle prisa, tenemos que
darle su tiempo.
- No
obligarles a terminar el plato, dejar que el niño coma la cantidad que
desea comer. Tenemos que respetar su mecanismo de saciedad.
- Podemos
dejarles elegir lo que quieren comer siempre que las opciones sean
alimentos saludables, por ejemplo: “¿prefieres pera o manzana?
- No
hay que regañar, gritar, castigar ni amenazar para que coma. Igualmente
hay que intentar mantenernos
relajados, ignorar los malos modales en la mesa y elogiar cualquier buen
comportamiento. Es más efectivo elogiarle por algo que ha hecho bien, que
una reprimenda por lo que ha hecho mal.
- Evitar
el picoteo a todas horas de alimentos poco recomendables como galletas,
chucherías, patatas fritas….
- Ofrézcale
distintos tipos de verduras y frutas para que se acostumbre a todas ellas.
- Evitar
las bebidas azucaradas, con gas o cafeína, así como los zumos envasados
- Evitar
los dulces, bollería industrial, alimentos precocinados y la comida
rápida.
- Evitar
los frutos secos hasta los 3-4 años, por el alto riesgo de atragantamiento
- Podemos
animarle a que nos ayude a prepara los platos.
Además de la
alimentación, no debemos olvidar que también es muy importante practicar ejercicio físico a diario,
ya sea mediante juegos, en el parque, o con actividades.
Y sobre todo, y lo más importante es que los padres
prediquemos con el ejemplo, tanto en llevar a cabo unos buenos hábitos alimentarios, como en la práctica del
ejercicio físico, ya que los niños fundamentalmente aprenden por imitación.
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