miércoles, 23 de septiembre de 2015

Los niños y las "chuches"

A casi todos los niños les encanta comer las golosinas o más popularmente conocidas "chuches". Si tu hijo no es una excepción y pide que le compres un día sí y otro también tenemos que saber cómo actuar.


¿Cuándo pueden empezar a comerlas?

Los padres sabemos que tomar muchas golosinas no es bueno. Lo mejor es retrasar su consumo lo máximo posible, muchas veces son los propios padres los que incitan a los niños a su consumo porque les hace gracia y a posteriori porque no son capaces de decir que no. En ningún caso se debe dar a los niños menores de tres años, caramelos, chicles o gominolas pues podrían atragantarse. Y a partir de ahí, lo recomendable es no dárselas hasta que las pida por socialización, si va a un cumpleaños, o si las toman todos sus amigos.


¿Qué son las chucherías?
  • Las chucherías y golosinas pueden ser dulces o saladas, y podemos incluir en este grupo: los caramelos, gominolas, gusanitos, patatas fritas, snacks, chocolatinas...
  • Son una bomba de calorías (aportan de 320 a 360 Kcal cada cien gramos), contribuyendo a que los niños coman pocos alimentos sanos o engorden, y por tanto no crezcan de manera equilibrada.
  • Las chucherías aportan muchos azúcares (glucosa, jarabes) y grasas (aceites y ceras), pero pocos nutrientes esenciales, por eso decimos que aportan "calorías vacías"
  • Muchas de las grasas utilizadas en la fabricación de las golosinas contienen ácidos grasos "trans", que son perjudiciales para los niveles de colesterol, para el corazón e incluso para el desarrollo de determinados cánceres.
  • En ambos tipos, se emplean sustancias añadidas que contribuyen a aumentar su atractivo (colorantes, saborizantes y aditivos) algunas de las cuales pueden ocasionar alergias.
  • El contenido real de nutrientes no siempre se conoce o no está claramente descrito en el etiquetado.
  • El abuso de las mismas predispone a la aparición de caries. Al comer golosinas aumenta la acidez de la saliva y con ello disminuyen las defensas naturales de la boca, dejando el camino libre a las bacterias. La saliva vuelve a ser neutra al cabo de 20 minutos, por eso es tan importante que el niño se lave bien los dientes inmediatamente después de comerlas.
¿Qué hacer?
  • Sé que no es fácil decir que "no", sobre todo cuando el resto de niños tienen una en su mano, pero tenemos que intentar controlar su consumo lo cual no significa prohibirlas.
  • Hemos de elegir las más saludables, que son aquéllas que están hechas a base de ingredientes naturales (frutas o zumos).
  • Deben consumirse de forma muy ocasional, limitarlas a las celebraciones o cumpleaños o tratar de fijar un día de la semana como momento en el que esté permitido comerlas.
  • No darlas entre horas ni como remplazo de alguna comida.
  • No utilizarlas como regalo ni como recompensa por buen comportamiento.
  • Una regla de oro consiste en "no tenerlas en casa", y otra fundamental en "dar ejemplo".
  • Es importante que los abuelos y familiares cercanos pongan también de su parte en la nutrición de los más pequeños, y por mucho que quieran ver felices a los niños en los momentos que comparten con ellos, no deben decir "sí" a todo. Padres y abuelos han de ser conscientes que bollos, galletas, chucherías y refrescos azucarados no deben consumirlos los niños con frecuencia.
A pesar de todo no debemos olvidar que el consumo de chucherías por parte de los niños es cuestión de placer.

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